
Introducción
Entrad en mi imaginación y ved con vuestros propios ojos. En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hacendado rural llamado Alonso Quijano. Frisaba la edad de nuestro hidalgo por los 50 años. Era de complexion recia, seco de carne, enjuto de rostro y la mirada consumida por un fuego interior.Los ratos que estaba ocioso, que eran los más del año, se daba a leer libros de caballería. Y tanto se enfrascó en su lectura que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro y los días de turbio en turbio. Cuanto más leía más se llenaba de indignación al comprobar las crueles conductas de los hombres.Y se dio en pensar en todo ello.Y así, del poco dormir y del mucho leer y pensar, se le secó el cerebro. Y rematado ya su juicio vino a dar en el más extraño pensamiento que diera loco en el mundo: hacerse caballero andante e ir por toda la tierra buscando aventuras y deshaciendo todo tipo de agravios. Ya nunca más volvería a ser Alonso Quijano a secas, sino el intrépido caballero conocido como don Quijote de La Mancha!
Quijote:
Ante ti, mundo ruin, miserable y falaz
maldición de los hombres de bien
llega hoy un hidalgo a retarte capazde morir por su honor o vencer
Yo soy yo, don Quijote señor de La Mancha
me llama el destino a luchar
que los vientos con furia empujen mis pasos allá donde quiera el afán
donde me lleve el azar
hacia la gloria final
Sancho:Soy sancho, yo soy sancho
y soy su escudero más leal
soy su siervo más noble
y un amigo sin igual
Quijote:
No dudeis hechiceros sirvientes del mal
que por fin triunfará la virtud
que mi espada implacable habrá de librar
al mundo de su esclavitud
(Quijote y Sancho cantan su presentación al mismo tiempo)
Luego juntos:donde me lleve el azar
hacia la gloria final
No hay comentarios.:
Publicar un comentario