Súbitamente me hundía en la espesura de tu cuerpo
Descubriendo la llanura alegre entre tus caderas.
Mientras tú conocías mi espalda y mi pelo,
Yo me fui adueñando de cada rincón en tu estepa.
Conocí el almendro triste que se estiraba
Entre vuelcos y retorcijones, risas y juegos,
Desde sus raíces hasta su copa, en la que dejé besos
Tibios esperando a que madure el fruto amargo.
Enredado en tus ramas suaves y torcidas
Te perdiste en mi cuello y respiraste de mi aire.
Parecías feliz, y creo que yo también lo estaba.
¿Eres un oasis o eres un espejismo, un artefacto?
Te veo silenciosa ¿Qué estás pensando?
Parecías perderte ¿Dónde ibas?
No quiero dejar mis ojos al alba y ver cómo termina,
No quiero soltarme de tu espalda blanca
Y tu pelo enredado que abrigo mi pecho
Cuando la noche estuvo fría y callada.
A ratos sólo tú dormías y yo te miraba guardián.
Procurando no agotar tus sueños acariciaba
Tu frente, tus manos, tu espalda, tu pelo desordenado,
En el que también me escondí desgastado.
domingo, julio 04, 2010
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario